Se entiende por resiliencia, a la capacidad de un sistema de someterse a perturbaciones y mantener sus funciones. Presenta tres propiedades básicas: (i) la magnitud del disturbio que puede ser tolerado por el socioecosistema, (ii) el grado en el cual el sistema es capaz de auto-organizarse y (iii) el grado en el cual el sistema puede construir la capacidad de aprender y adaptarse. L. Gunderson y C. S.Holling. 2001. Panarchy. Understanding transformations in human and natural systems. Island Press, EUA.
Para fortalecer la resiliencia y reducir el impacto del cambio climático en la región, la mejor estrategia es hacer uso racional de los recursos naturales*. Afortunadamente, la investigación sobre el terreno ya está mostrando cómo podemos desarrollar la intensificación agrícola y, al mismo tiempo, preservar la salud de los ecosistemas.
Otro enfoque importante de adaptación para aumentar la resiliencia al cambio climático en América Latina será el de reducir la degradación de los ecosistemas a través de la creación y el fortalecimiento de políticas